Tener almacenes se justifica cuando no es posible contar con un abastecimiento directo de la producción al cliente o entre dos puntos de una cadena de suministro. Los almacenes en estos casos son esenciales para asegurar una distribución eficiente.
Añadir valor desde el almacén supone identificar y eliminar procesos que no se consideren necesarios, adaptando sus procesos a las necesidades de los clientes.
Administrar de forma eficiente un almacén requiere organización, para dar respuesta rápida en las entregas, conocer las necesidades, la rotación de los productos y su frecuencia de reemplazo.
Conservar un almacén ordenado también le agrega valor y eficiencia en los procesos. Espacios limpios, ordenados y confortables contribuyen a mantener altos los estándares de seguridad e higiene.
Os contamos a continuación algunas claves de cómo una buena gestión de almacén añade valor al producto.
Añadir valor desde el almacén, el modelo LEAN.
Desde el punto de vista del modelo LEAN se entiende que para clasificar un proceso que añada valor se deben evaluar tres tipos de procesos: los que añaden valor, los que no añaden valor, pero son necesarios y los que no añaden valor y son prescindibles. Vemos algunos detalles.
> Recepción Tanto física, como tecnológica. Para que aporte valor se deben eliminar controles y procesos que no añadan valor, salvo que se requiera por cuestiones legales.
Para ello se debe regular el flujo de mercancías, usar los medios virtuales de transmisión de información y eliminar los controles innecesarios.
> Ubicación: Aportar valor desde la ubicación implica utilizar almacenes bien dimensionados que permitan la correcta localización y salida de la mercancía.
> Preparación y despacho de pedidos El valor en este caso va a depender de las necesidades del cliente. Se debe mover solo lo necesario y el acondicionamiento se realizará de acuerdo con sus requerimientos.
Y no perdamos de vista otros pilares fundamentales del Modelo LEAN
Valor
Definido desde el punto de vista del cliente. En la mayoría de los casos se busca una solución, no un producto. Una actividad aporta valor cuando se transforma en un producto o servicio, que a su vez ofrece una solución a una necesidad concreta.
Identificar la cadena de valor
Son las actividades inmersas en los procesos que añaden valor. Se eliminan los procesos y pasos innecesarios que no lo aportan.
La cadena de valor puede incluir procesos que aún no agregando valor, resulten necesarios.
Crear un flujo
El objetivo es conseguir que los procesos se sucedan de manera fluida. Cada paso del proceso añade valor a otro, desde la entrada de la materia prima, hasta llegar al consumidor final, sin interrupciones y al ritmo que marca la demanda.
Pull del cliente
El término hace referencia a aquella producción que se realiza en base a la demanda del cliente, en lugar de una fabricación tradicional que está basada en pronósticos de ventas a mediano y largo plazo.
En este caso se reduce al mínimo el inventario o se elimina por completo, evitando el riesgo a la obsolescencia.
Perfección
Siempre se ha de estar a la búsqueda continua de mejorar los procesos. Al evaluar los primeros cuatro aspectos siempre es posible encontrar la manera de añadir eficiencia. Aquí es fundamental detectar y eliminar procesos que no añaden valor y son innecesarios, ya que consumen recursos sin aportar ningún beneficio al cliente.
En resumen, con procesos organizados se logra añadir valor al producto desde el almacén. Comenzando por el momento de la recepción, ya sea física o virtual.
A su vez, debemos garantizar la localización apropiada de la mercancía con una correcta ubicación y facilidad de salida, junto con una efectiva preparación del pedido de reemplazo.
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